Con evocaciones y retratos, con encuentros y fantasmas, Brussell teje su libro y nos inyecta ganas de volver a Trieste. «Uno no nace triestino, se hace», lo que exige un movimiento de la voluntad, y muy a menudo consigue que viajeros de cualquier parte, al perderse en ella, acaben encontrando ese no sé qué que iban buscando. Un ensayo literario que nos lleva a la Trieste artística y literaria.