Seguir un camino es reconocer los pasos de quienes lo recorrieron antes. Ramón Andrés transita las sendas de otro tiempo tras el rastro de Josquin Desprez como si él mismo fuera habitante de aquellos días lejanos. Y es que, a pesar de la fama que cosechó en vida, la estela de Desprez, el príncipe de la polifonía, discurre en la penumbra, convirtiéndolo en una figura tan enigmática como inasible.