Orianna Halloran hereda la mansión familiar tras la muerte de su hijo. Su nuera no puede reprimir el disgusto ante el ascenso al poder doméstico de la despótica Orianna y comparte sus planes de venganza con su hija, que se deleita imaginando muerta a su abuela. El resto de la parentela se muestran bastante confusos. Más cuando se enteran de que el mundo está próximo a su fin y solo se salvarán la casa y sus doce ocupantes.