La biografía de Arthur Schopenhauer (1788-1860) es la historia de un hombre que desde joven se creyó una excepción y un genio. De natural inteligente y soberbio, dijo haber descubierto a temprana edad que la vida es «una cosa miserable». Por ello decidió consagrar el resto de sus días a la filosofía para preguntarse por el sentido de la existencia y por cuál sería el mejor modo para el hombre de librarse de los males que le aquejan por el mero hecho de vivir.
Se jactaba de haber desentrañado «el enigma de la existencia» mediante una solución metafísica de la que Borges comentó que quizás fuera de verdad la más acertada. Pero, a pesar de sus méritos, aquel genial pensador sufrió amargamente durante años: la universidad y el público culto de su época lo ignoraban mientras rendían tributo a otros filósofos a los que el propio Schopenhauer despreciaba. Su extraordinario libro El mundo como voluntad y representación pasó inadvertido hasta treinta años después de su publicación, aunque luego se convertiría en una especie de biblia filosófica.
Schopenhauer fue contemporáneo de Goethe y Napoleón. Viajó por Europa en su niñez y aprendió a pensar desde la experiencia antes que en los libros, de ahí que su filosofía tenga un atractivo que sedujo a autores de la talla de Nietzsche, Tolstói, Thomas Mann o Wittgenstein. Conociendo al hombre se comprende mejor el pensamiento de este gran filósofo pesimista, que dijo de sí mismo: «He escrito mucho sobre qué es la santidad, pero no soy ningún santo».