Santa Catalina e Hipatia de Alejandría fueron dos portentos de sabiduría, valentía y lucidez, que desafiaron el orden establecido esgrimiendo su convicción de salvaguardar la razón, la libertad y la justicia. La primera es emblema de fe y virtud; la segunda, de erudición científica y filosófica. Y ambas figuras comparten el mismo fatídico destino: fueron asesinadas a causa de la intolerancia religiosa.