«¡Qué maravilloso sería convertirse en una institutriz! Salir al mundo... ganar mi propio sustento... ¡Enseñar a madurar a los jóvenes!» Este es el sueño de la hija de un modesto vicario, un ideal de independencia económica y personal, y de entrega a una noble tarea como la educación. Una vez cumplido, sin embargo, los personajes de este sueño se revelan más bien como monstruos de pesadilla.