De Waal disfrutó de un inesperado privilegio cuando fue invitado a exponer en uno de los palacetes más lujosos de París, antigua propiedad de una influyente familia sefardí. Como ocurrió a los antepasados de De Waal, los Ephrussi, también los Camondo fueron blanco del antisemitismo. El infausto destino de este ilustre linaje sobrecogió al autor, que comenzó a escribir las cartas reunidas en este libro.