La crónica que hizo el marqués de Custine de su travesía por Rusia en 1839, además de una maravillosa muestra de la literatura de viajes, es un análisis agudo de uno de los países más vastos, complejos y asombrosos del mundo. Custine nos ofrece vívidas descripciones de San Petersburgo y Moscú, de la vida en la corte y a pie de calle, así como de la empobrecida comunidad rural.