La protagonista de la novela vive de lo que consigue robar. Su historia se desarrolla en insalubres pensiones, manicomios criminales y cárceles femeninas, donde entabla amistades con estafadores, prostitutas y carteristas profesionales. Sus vivencias permiten humanizar el lumpen, comprender los orígenes de la marginalidad y trazar una línea de cordura entre el delito y la necesidad.