Valencia estaba cubierta de nieve aquel invierno de 1956. Chirbes tenía seis o siete años, su padre había muerto en un accidente de carretera y la familia celebraba un cumpleaños. El autor es un niño que entiende a medias el mundo de los adultos y escucha cómo surgen referencias a la guerra civil y la tensión se apodera del ambiente. Esa fiesta -el niño no lo sabe- es una despedida, y también esconde un secreto.